Cuando de candidatos se trata/Por Jorge Castañeda
La campaña electoral rumbo al 7 de Abril está en marcha.
La campaña electoral rumbo al 7 de Abril está en marcha. Aunque dependiendo de los avatares de la Justicia, los “candidatos†continúan recorriendo “los polvorientos caminos†de la provincia.
Candidatos a los cargos públicos ha habido desde siempre. La historia, “émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenirâ€, al decir de Miguel de Cervantes, los menciona ya en la antigua Grecia y Roma.
Según el “Diccionario Insólito†de Luis Melnik el vocablo “candidato†proviene del latÃn “candidatusâ€, vestido de blanco, de cándido. A aclara que “las personas que buscaban nominaciones para una posición o que se presentaban para obtener aceptación oficial en una entrevista o examen, vestÃan siempre de blanco, para que todos los ciudadanos lo pudieran ver para analizar su conducta y su moralâ€.
“Los que procuraban un alto cargo entre los romanos –por ejemplo, cónsul- vestÃan túnicas sueltas blancas. Eran abiertas para que se pudieran versus cicatrices, huellas de combate, y blancas como muestra de fidelidad y humildad. Y Melnik acota con razón que “ya no se usan más, ni la túnica, ni el color, ni la humildadâ€.
Desgraciadamente en nuestro sistema electoral (no hay voluntad polÃtica para eliminarlas) existen las listas por representación poblacional, (la famosas listas sábana, donde el electorado común tiene que votarlas Ãntegramente sin siquiera poder analizar la ética, la humildad, la vocación de servicio y en especial la capacidad de quienes la integran).
Lo cierto es que los “candidatos†–no todos, por supuesto- recorren muy ufanos la geografÃa provincial, pueblo por pueblo y ciudad por ciudad, para prometer a destajo, estrechar las manos, compartir una hora con un discurso anodino, dar entrevistas y hablar mal de sus adversarios, y lo más importante no diciendo nada de sus proyectos a realizar si llegan al gobierno. Nada dicen, solamente se solazan en personalismos y aparcerÃas polÃticas ya desmerecidas y agotadas. Reitero, -no todos- y el pueblo que es el único soberano el dÃa de las elecciones, sabrá elegir lo mejor para RÃo Negro.
Al candidato se lo debe analizar por su integridad moral, su humildad y su capacidad. Aquel que no revista esas cualidades ha de ser “un peral falsificado o un olmo sinvergüenzaâ€, al decir del poeta.
Debe también comprender con Amor a sus ciudadanos, sin enojos ni agravios, porque “Todo buen gobernante lo será cuando a sus inferiores descienda por Amor y se haga un simulacro de Aquel Padre Celeste que a toda criatura da el sustento y la ley. El gobernante que no asuma el gesto de la paternidad es ya un tirano de sus inferiores, aunque regale sus fotografÃas con muy dulces autógrafosâ€.
Con respecto a la humildad de los los polÃticos (gobernantes y candidatos) decÃa Leopoldo Marechal que “el relumbrón, si te lo imponen, lo llevarás con el desgano y frÃo de quién se envaina por obligación en un frac de molesto protocolo. Sea tu libre personalidad –conseja Marechal- y no el brillo exterior que te prestaron, la que se muestre a todas, fiel e igual a sà misma. Conozco a personajes que se creÃan águilas, temidos y solemnes en su pluma oficial, y que al ser desnudados exhibieron risibles alones de gallinaâ€.
Al candidato que le toque en suerte gobernar a esta provincia no debe olvidar que “todo poder viene de Arriba y que lo ejerce por delegación, como instrumento simple de la verdad primera. Aquel que lo ignora u olvida se parece a un ladrón en sacrilegio que se va con el oro de una iglesiaâ€.
Nuestra responsabilidad como ciudadanos rionegrinos es examinar a los candidatos y privilegiar ante que las aparcerÃas de partido a los mejores y más capacitados hombres y mujeres para conducir nuestros destinos.

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