El francés que hace 160 años se autoproclamaba rey de la Araucania y la Patagonia/Por Daniel Giarone
Aventurero, ambicioso, delirante, Orélie Antoine de Tounens -con el guño francés de Napoleón III- dedicó su vida al sueño de crear un reino con las comunidades mapuches y tehuelches ...
Aventurero,
ambicioso, delirante, Orélie Antoine de Tounens -con el guño francés de
Napoleón III- dedicó su vida al sueño de crear un reino con las comunidades
mapuches y tehuelches del rÃo Negro hacia el sur, a ambos lados de la
cordillera, Cuatro veces viajó a Sudamérica; en Chie y en Argentina padeció la
prisión, un hospicio y las burlas. Aun hoy sus descendientes siguen
atribuyéndose el tÃtulo de nobleza.
Esta vez no se trata de Isabel II ni de sus 70 años de reinado ni del glamour colonialista de la Corona Británica. Tampoco de su sucesor en el trono, Carlos III, el inefable ex de Lady Di y su otoñal desorientación “ante las cosas del mundoâ€. Nada de eso.
La monarquÃa europea vive un nuevo aniversario que quizás hoy nadie se atreva a recordar: hace 160 años, Oréile Antoine de Tounens, rey de la AraucanÃa y la Patagonia, era declarado loco y enviado de regreso a Francia, de donde habÃa llegado al Sur de América para proclamarse soberano de la nación mapuche y fundar un reino que abarcaba desde el centro de Chile hasta la Patagonia Argentina.
“Yo creo que el rey estaba loco, pero era una de esas locuras que son fascinantes. Hay que ubicarse en 1860, en ese momento del mundo, donde con el apoyo de Napoleón III el reino de la Patagonia hasta podÃa resultar una conquista razonable. Antoine de Tounens era muy fantasioso, un mitómano que, al mismo tiempo, tendÃa a lo grandeâ€, dijo a Télam el cineasta Carlos SorÃn, quien supo contar la historia de aquella desmesura en su opera prima, “El rey de la Patagonia†(1986).
Tierra de nadie
Asà como el Hidalgo Don Quijote de la Mancha emprendió sus aventuras como caballero andante después de leer novelas de caballerÃa, De Tounens alimentó sus sueños y ambiciones entre las páginas de “La Araucanaâ€, poema épico de Alonso de Ercilla.
Escrito entre 1569 y 1589, el texto relata la conquista de la AraucanÃa chilena, dando cuenta del fragor de las batallas que enfrentaron a los conquistadores españoles con los pueblos originarios. Ercilla subraya la bravura de unos y de otros, pero se compadece del sufrimiento de los vencidos.
El poema de Ercilla inflamó la imaginación de Orélie Antoine de Tounens casi tres siglos después. Gran lector de libros de viajes, el futuro soberano nació en La Chaise, un pueblo del sur de Francia, el 12 de mayo de 1825. Con poco más de veinte años ya trabaja como abogado en la ciudad de Périgueux, donde también se hizo masón y abrazó la idea de promover repúblicas de raigambre constitucional.
Pero por sobre todas las cosas De Tounens querÃa tener su propia aventura. Decidió entonces recuperar el relato de Ercilla y librar junto al pueblo mapuche la batalla por la libertad. Eso sÃ, siendo proclamado rey de la AraucanÃa. CreÃa que esa región, ubicada en el centro de Chile, era “tierra de nadieâ€, ocupada de manera ilegÃtima primero por la Corona Española y después por el gobierno surgido de la lucha independentista.
El Reino de la AraucanÃa
De Tounens desembarcó en el puerto de Coquimbo, en la AraucanÃa chilena, el 22 de agosto de 1858. Expuso su plan a los lonkos (lÃderes) mapuches. También sus ambiciones: ya nada valÃa allà España, pero tampoco Chile. La nación mapuche recuperarÃa su hogar con el apoyo de Francia, que él, por supuesto, garantizaba.
Fue el lonko Quilapán quien le permitió la entrada a las tierras originarias. En sólo dos años De Tounens aprendió a hablar castellano y “araucanoâ€. También mostró sus dotes de orador, su compromiso con la libertad, la decisión de romper todo lazo con los huincas.
Los lonkos vieron en él un aliado, una puerta hacia la autonomÃa. Organizaron una asamblea nacional con miles de delegados y decidieron apoyarlo, aunque nada dijeron sobre el tÃtulo de rey.
El 17 de noviembre de 1860, Oréile Antoine de Tounens anunció la creación el Reino de la AraucanÃa, estableció una monarquÃa constitucional y se autoproclamó Orélie Antoine I. A los pocos dÃas amplió sus dominios a la Patagonia Argentina, nombrándose a sà mismo “rey de la AraucanÃa y la Patagoniaâ€. Fijó las fronteras del nuevo reino en los rÃos BiobÃo (Chile) y Negro (Argentina) al norte, los océanos PacÃfico (al oeste) y Atlántico (al este) y el estrecho de Magallanes (al sur).
Para que nadie dudara de que su empresa no quedarÃa en un papel le encargó al músico alemán Wilhelm Frick que compusiera el “Himno Real a Antonio Orélie†y mandó a confeccionar la flamante bandera del reino con los colores azul, blanco y verde.
También comunicó al gobierno francés la novedad, en busca de reconocimiento oficial: el nuevo reino, al que se refirió como “Nueva Franciaâ€, no solo ya era una realidad sino que contaba con dos millones de habitantes, entre mapuches y tehuelches, a ambos lados de la Cordillera de los Andes.
En el hospicio
Pero el flamante rey jamás tuvo control efectivo del territorio que ahora “le pertenecÃaâ€. Las autoridades mapuches continuaron en sus funciones y las chilenas ejerciendo una vigilancia atenta y amenazante. Tampoco en sus dominios se alteró hábito ni costumbre alguna. Sin embargo, Orélie Antoine I se presentó ante el gobierno chileno para exigir reconocimiento. Algo que, como era previsible, tampoco ocurrió.
Es más, las autoridades lo consideraron peligroso. PodÃa agitar los ánimos entre los mapuches. Lo percibieron como una amenaza y decidieron detenerlo. Fue encarcelado, llevado a juicio y condenado a prisión. Pero los peritos de la corte que lo juzgó decidieron que además de sedicioso era loco y fue enviado al manicomio en septiembre de 1862. El rey estaba desnudo. Y encerrado.
El cónsul francés en Chile intercedió y logró rescatarlo. El gobierno accedió a expulsarlo y a fines de octubre de 1862 el rey puedo regresar a Europa. Antes de partir De Tounens temió morir (habÃa enfermado de disenterÃa) y redactó su testamento.
“Considerando que, en previsión de nuestro fallecimiento, debemos determinar desde ya los derechos a nuestra sucesión; y en tal virtud instituimos como nuestros sucesores a la corona de AraucanÃa y Patagonia a Jean de Tounens, nuestro padre bien amadoâ€, escribió. Orélie Antoine I no se daba por vencido.
Volver
Antoine de Tounens regresó a Sudamérica tres veces más. La primera de ellas fue en 1869, después de difundir su proclamación en Francia y lograr financiamiento para un segundo viaje a lo que ahora sà consideraba su reino.
Cuando por fin llegó a la Araucania, esta vez a través de la BahÃa de San Antonio, en RÃo Negro, la situación era aún menos favorable que en su primer viaje. El estado chileno habÃa comenzado la colonización y los lonkos mapuches no creyeron en la lucha armada que les propuso para expulsar al invasor.
En 1871 debió huir a Buenos Aires antes de ser de nuevo detenido, para emprender desde allà un nuevo retorno a su paÃs natal. Sin embargo, no se quedó con los brazos cruzados: escribió un diccionario francés-mapuche, acuñó monedas de cobre para el reino y editó un periódico para propagandizar su causa.
Sus dos últimos intentos por recuperar el reino fueron en 1874 y 1876, pero en ninguno consiguió llegar a Chile. En el primero de ellos desembarcó en BahÃa Blanca, a donde habÃa llegado de incógnito en un barco de guerra francés, lo que deja entrever el interés del gobierno de ese paÃs en su empresa. Fue descubierto y deportado.
En el cuarto y último viaje se instaló en Choele Choel, en la margen izquierda del rÃo Negro, que consideraba el extremo norte del reino en la Patagonia. Pero su salud era ya precaria y no pudo seguir hacia Chile.
En 1878 regresó a Francia, para morir en Tourtoirac el 19 de septiembre de ese mismo año. AllÃ, su lápida reza: “Aquà descansa Antoine Orllie De Tounens, 1er Rey de AraucanÃa y Patagonia". Desde entonces, sus “herederos†mantienen activo el trono.
Que viva el rey
“Antoine de Tounens es un personaje que despierta identificación. Son personajes que vos sabés que van a perder pero que al mismo tiempo producen una relación afectiva intensa. Uno también quisiera estar en un proyecto grandioso, aunque fracaseâ€, asegura SorÃn, quien fue nombrado “agregado cultural†por los sucesores de Orélie Antoine I.
Aventurero, loco, soñador, colonialista, rey. Entre muchas otras cosas Antoine de Tounens también representa la osadÃa, la persistencia detrás de un sueño que a simple vista parece imposible.
Tal vez por eso, y a pesar de no haber podido hacer realidad su reino, Antoine de Tounens hoy tiene herederos. Aún sin hijos ni beneficiarios directos, el tÃtulo el rey de la AraucanÃa y la Patagonia sigue vigente. Al menos para Frédéric Luz -Federico I- quien en 2018, en una reunión del Consejo de Regencia del Reino de AraucanÃa, fuera elegido como el nuevo "prÃncipe de AraucanÃa y Patagonia".
Otro aspirante al trono, aunque haya pasado más de un siglo y medio de la frustrada empresa de su antepasado y que la realeza europea tenga nuevos problemas y otras consternaciones.

Comentarios
¡Sin comentarios aún!
Se el primero en comentar este artículo.
Deja tu comentario