Las cábalas del Mundial 2022, múltiples, creativas, descabelladas, envolvieron al planeta bajo una única bandera: la de la superstición, o las creencias de a pie a las que ninguna ciencia ni religión se tomarán el trabajo de investigar. La herejía, que también existe, se ensaña con perros verdes o perras azules, que por falta de prevención en su propia rareza, resultan criaturas carentes de cábalas. Tal el caso de ésta que aquí chumba y se halló ante el segundo partido de Argentina sin ritual para ofrecer el sacrificio a los dioses paganos.

Así, la primera contienda ante Arabia llegó con apenas la noticia del resultado adverso para la Selección Nacional. Y con ella, la ofídica labor de los escribas bajándole el valor a los jóvenes Caballeros de la Espada Redonda y, según su juicio (o el de su amo), al “advenedizo general de aquella tropa vulgar”. ¡A esta perra con ese hueso! -me dije-. Y me aboqué a la tarea de hallar mi piedra filosofal.

México se había puesto picante y sin aguantarse el ají en la boca, un grupo de inadaptados (clasemedieros educados a twittazos) escupieron nuestra herida más doliente, invocando con vileza a Malvinas. De yapa, The Cipaye’s News, regurgitaba su peste y pedía la cabeza del capitán tanto como la del pibe ése que quién lo juna -y terminó siendo la revelación de Qatar’22. Ya lo dijo nJauretche: si dudo, leo La Nación y me acomodo (palabras más, palabras menos). Así que: costa atlántica, sol y mate, primer tiempo culo pa’ arriba y radio. El segundo: televisor, sanguchitos, cerveza y torta. Feliz cumpleaños, nena, la Selección piensa en vos.

Polonia a media semana y otra vez el yugo de ganarse el pan: primer tiempo adentro; segundo, mate tardío y hagamos cena ya que estamos. Australia, olvidada de su gen colonialista, se percibió hegemónico-europea y nos hizo notar nuestra morocha condición para regocijo de The Cipaye’s News. ¡Qué los tiró a los gringos! ¿Dónde nos juntamos?

La cábala, diría Lacan, era su ausencia. No tener cábala (o no embocar a repetir una sola cosa) se había revelado como mi piedra filosofal. El esfuerzo impío del árbitro español por lograr que los Países Bajos cobraran altura, me agarró rumbo al lavadero y bolsa en mano llegué al centro para apostarme, centinela y cabulera, detrás de una familia que sufría frente al televisor comunitario de una pizzería. Cabulera digo, porque si yo me hubiese movido de ahí, de los 45 cm que nos mantenían en eje a ese padre de familia y mi hombro, ¡ay, no quiero ni pensar!

Ya a esa altura, La Mosca, bicho tan inmemorial como la cucaracha, había impuesto su “Muchachos” recuperando íconos de argentinidad para el oprobio de The Cipaye’s News que pedía disculpas a la reina orillera de Holanda, tan sudaca como esta cánida, que desobedece porque es lo mejor que hace; mal que le pese a su jetudo DT. Aguantate el Topo Gigio, bobo. El espíritu de Maradona descendiendo sobre nos, perros marrones, azules y verdes. Croacia en el Obelisco y Francia en Neuquén.

Neuquén: partido completo, picada en el medio, amigues. ¿Cómo -y para qué- describir las instancias del partido final? ¿Quién que lea estas líneas no ha tenido sexo con amor alguna vez? Empezar a fondo, obviando las vergüenzas de quienes no se conocen; los ritmos, los tiempos, el goce mutuo. Las complicidades, los gestos, los gritos, los ahogos; el miedo de perder. La agitación, el éxtasis, la muerte, el orgásmico final. Derramándose multiplicado en una orgía global.

¿Por qué el mundo, salvo algún millón de excepciones, pintó calles, vistió edificios, decretó feriados y se declaró argentino en las postrimerías del Mundial 2022? Claro que mucho tiene que ver la estrategia de juego planteada por Scaloni y la enorme sincronicidad y afecto con que se amalgamó este equipo. El profundo respeto y mutua admiración también fue palpable entre ellos y hacia afuera, aún reconociendo la autoridad natural de Messi. Descarto el profesionalismo porque claramente esta fue una condición con la cual contaban todos los equipos mundialistas.

Argentina volvió a poner el juego y su disfrute como requisito del fútbol. Esto fue lo que nos volvió a ilusionar; pero también Maradona y las Malvinas. No hubo medio internacional que no se remitiera al Diez y la causa de nuestras islas usurpadas volvió a flamear en cantos, banderas y hasta fue leída por el infame grupo de hinchas mexicanos. Ante el duelo frente a los Países Bajos nadie cantaba “el que no salta es un holandés”. Y ahí estaba otra vez The Cipaye’s News instalando que “no se politice el resultado”.

Veintiséis hombres simples, con amor por la camiseta y por el pueblo argentino tomaron un compromiso político para cumplir un sueño y dieron todo por él. Así lo manifestaron cada vez que tuvieron oportunidad para expresarse. ¿Quién dice que no es político un mensaje disruptivo que habla de unión, respeto, esfuerzo, dignidad, trabajo, disfrute, compañerismo, amor, dolor, ternura entre hombres?

Pocas cosas que no fueran guerras o invasiones han sido más políticas que este mundial de fútbol.

Un planeta latiendo en celeste y blanco soñaba con que este país latinoamericano le arrebate algo (el título en este caso) a una potencia europea. Y hubo en este triunfo un acto de justicia para cada sufriente de las políticas macroeconómicas del neoliberalismo despiadado que genera pobreza y exclusión en todo el mundo. Nada pudo la prensa lameculos ni los árbitros corruptos, nada los dispendios de grandes marcas en el mercado, nada las coronas anacrónicas, el desprecio de sus lacayos, las cabezas de los “países importantes’, ni los sombríos contubernios de Jetattore.

Argentina, morocha, marrón, sudaca, con ejemplar desempeño ganó la contienda y es campeona del mundo.

El gesto de “el Dibu”, una vez obtenido el trofeo al mejor arquero, puede leerse dentro del contexto de los códigos futboleros: la mordida del índice, la doblada de codo, el anular en alto, el sostenimiento de los genitales; códigos de un deporte de sólida base machista cuya superficie recién comienza a ser cuestionada. Y entre quienes cuestionamos hay distintos estadios. Meescuché decir que esperaba un gesto maradoniano y escuché en seguida la respuesta reprobatoria de mi amiga: roja para Dibu, amarilla para mí. La deconstrucción tarda en llegar.

Dadou, el dibujante francés, recibió el saludo de guerra de Martínez y respondió con la típica barbarie de los galos: una caricatura del arquero con los pantalones rotos y signos de haber sido violado por Mbappé. “Nuestro Mbappé“ -declaró Dadou, convencido quizá de su derecho de posesión de todo aquello que proviene de las otrora colonias francesas en África. El dibujante acrecienta sus ingresos imprimiendo el odio en tazas y camisetas. Y la prensa francesa ocultando información, promueve sanciones contra futbolistas argentinos y se hace eco de un diputado con cero tolerancia a la frustración, juntando firmas para que el último partido se juegue otra vez y otra vez y otra vez. Aquí la penetración es invasiva, violenta; desfolia, arrasa el campo de juego, el territorio, el cuerpo del otro; destruye. El primer mundo es así y no hay dudas de lo político de este

mundial.

Pero el fútbol no tapa todo. Rita Segato llama la atención sobre el inequívoco símbolo con que los sicarios de la antidemocracia nacional pretendieron matar el cuerpo de la Patria, apuntándole a la cabeza. “Concha de la madre, no salió el tiro” –había escrito uno de los fundadores de Revolución Federal en el chat del grupo. La derecha que se apresuró a hablar del “auto atentado” y la magistral actuación de la víctima, se rasgó las vestiduras también cuando por decreto se estableció el feriado para recibir a los héroes populares, hijos de una Patria a la que no se cansaron de declararle su amor y el orgullo de su filiación. ¡Vulgares! -gritaron en las pantallas de The Cipaye’s News. Millonarios, pero vulgares. Y se sabe que afecta a su sensibilidad, la felicidad del vulgo.

No tapa todo, no. La Corte Suprema, en tanto avanza instalando la “inutilidad de la Democracia”, con fallos cuya balanza siempre derrama para el mismo lado. Desconoce la Constitución y hace figuras de papel con sus páginas. Eleva a su figurín favorito y manda que se le acreciente su coparticipación federal, en una decisión sin legalidad como su propia constitución. The Cipaye’s News acusa al Poder Ejecutivo de no dejarse avasallar, pero parece que no tuvo en cuenta el

alzamiento de los vulgares del interior, que habrá que ver cómo disfrazará. Tampoco alcanza el fútbol para tapar el contubernio del Lago Escondido aún siendo Argentina la campeona del mundo.

Ni el disparate de los precios a pesar de los acuerdos con los popes del mercado de alimentos. Es que el argentino de a pie es solidario y lo muestra cuando se enfrenta a su esencia, y en esta cultura popular, nacionalista, el fútbol es su forma de hablar el mundo, su lenguaje esencial por sobre los demás lenguajes. Lo intuye el nene que después del partido con México se asoma a la vereda de su casa en una toma y hace sonar su vuvuzela dialogando con las bocinas de los autos que pasan por la avenida. No conoce su estatus de ocupa involuntario, pero sabe que las miradas esquivas que le profesan otros días se transforman bajo el mando celeste y blanco y construye un nosotros desde su deseo más profundo. Lo disfruta una anciana -de derecha- sola, que blande su bandera cuando vienen los vagos ésos a cantar en su balcón. Involuntariamente también, comparte cartel con las heroínas de la Patria y la cancioncita se agiganta con el nieto 131. Abuelas, la, la, lá, la la… Es la fiesta de San Juan y nos habita la alegría.

¿Sur, alegría y después? Después el deseo, siempre el deseo, la pulsión de vida que nos mueve y nos recuerda que nuestras raíces están hechas de trabajo, coraje y el amor profundo por les amigos/as/es que habitan nuestro mismo territorio. Nos recuerda además que “podemos“ (como no se cansaron de repetir el DT y los jugadores de la Selección Nacional) soñar y vencer. Aunque nos lleve treinta y seis años de trabajo sin abandonar el rumbo. Que, ¡vamos, ningún país se construyó en el tiempo que lleva “producir” un Mbappé! El ritmo, guste, no guste, lo marca el pueblo que, en Argentina resurge siempre de sus propias cenizas. Y sigue dando cátedra sobre ello na todo nivel en el mundo.

Y en cuanto a la supremacía europea… mejor leer que repetir. Ser sudamericanos sigue siendo un raro privilegio donde mueren las teorías eurocéntricas: ¿cómo clasificar y “ordenar” tanta diversidad perruna y variopinta? Tan diferente pero tan acompasada cuando muestra los dientes ymueve el rabo y sabe por qué.

*Escritora, Gestora Cultural Universitaria (UNMDP) y docente especializada en educación de adolescentes y adultos.

Ilustración: Foto que se viralizó en todo el país de os festejos por el mundial en la fuente Pucará de Viedma. La autora es la fotógrafa rionegrina Vanesa Schwemmler.

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