Un estudio realizado por la bióloga marina y guiardia ambiental Shirley Mendoza descubrió que los róbalos y pejerreyes de la rÃa de San Antonio Oeste poseen microplásticos en su contenido estomacal.
El hallazgo de esta contaminación es preocupante porque se trata de dos variedades de peces que se comercializan, y son consumidos de manera habitual por vecinos y turistas tras su captura costera.
Hasta ahora, sin embargo, no se determinó si estas especies también poseen plásticos en sus fibras, que es la parte que se come cuándo se los pesca, porque las vÃsceras (en las que hasta ahora se encontró el desecho) suelen eliminarse antes de ingerirlos. Analizar esos tejidos es el paso que resta para seguir indagando sobre esta afectación. Aunque que los peces posean plásticos en su organismo ya es un indicador muy grave. “Si está en el estómago, es muy probable que el plástico esté en la carne que consumimos†adelantó Shirley Mendoza.
El estudio realizado por la bióloga, estuvo coordinado por el doctor Maximiliano Cledon, y las muestras de peces fueron colectadas en el marco de un proyecto liderado por el biólogo VÃctor Fernández e integrado por estudiantes de la Licenciatura en BiologÃa Marina de la Universidad Nacional del Comahue (Unco) de San Antonio Oeste.
Shirley Mendoza informó a Radio Nacional Viedma que “las muestras comenzaron a tomarse en el año 2017, hasta el 2019†y el objetivo “fue saber qué se pescaba cuando se pescaba cornalitos a través de lo recolectado en Punta Verde, en San Antonio Oesteâ€. “A partir de estas muestras recolectadas seleccioné las dos especies más abundantes, pejerrey y róbalo, y analicé el contenido intestinal basándome en la búsqueda de microplásticosâ€.
Al consultársele qué significa esto, respondió que “hay dos tipos de microplásticos, los microplásticos primarios que vienen en los productos cosméticos y productos de limpieza, por ejemplo las bolitas que vienen en los geles de limpieza son microplásticos, y tenemos los microplásticos secundarios que viene de la basura plástica que podemos ver a simple vista, como bolsas, botellas, lÃneas de redes, sogas, cajas de pesca, que con el efecto del sol combinado con oleaje y el viento se va fraccionando a lo largo del tiempo en partÃculas pequeñasâ€.
“Hasta ahora, a nivel mundial, hay pocas investigaciones sobre el tema, porque esta contaminación se está estudiando recién hace 3 o 4 años -explicó la bióloga- Lo cierto es que las personas podemos inhalar o consumir los microplásticos, y por lo que se estudió provocan problemas gastrointestinales y reproductivos, cáncer y abortos en embarazadas. También se detectaron trastornos a nivel hormonal, y se presume que las mujeres se verÃan más perjudicadas que los varones†detalló Mendoza en un artÃculo publicado por el Diario RÃo Negro en nota de Vanesa Miyar.
“Se determinó que los peces pueden experimentar una falsa saciedad, y ese impulso de alimentación disminuido puede ocasionar la muerte por inanición. O que no alcancen una talla comercial (el tamaño requerido para la venta). También puede afectar su función motora debido a lesiones internas, o pueden desarrollar tumores†dijo la experta.
“Eso significa que los plásticos están contaminando tanto la costa como las profundidades de la rÃa, y también nos habla de los distintos tipos que están disponibles. En la orilla están los de menor densidad, que flotan, y en el interior los más pesados, que se precipitan. Asà que puede inferirse que no sólo es grande el alcance de la contaminación, sino que hay diferentes tipos de desechos afectando la rÃa†detalló Mendoza. También falta averiguar qué pasa con esta polución en el resto del Golfo San MatÃas. Aunque el agua que ingresa a la rÃa sanantoniense proviene de allÃ. Con respecto al tipo de plástico que se encontró en el estómago de los peces, un 88% está compuesto de hebras, y un 12% de fragmentos. “Las hebras provienen de restos de redes de pesca, que terminan en el mar porque los barcos las pierden o las abandonan en la costa†explicó la mujer.
Los resultados del estudio se conocieron a fines de 2022, aunque los muestreos se efectuaron entre octubre de 2017 y abril de 2019, en Punta Verde, en la rÃa de San Antonio. Se realizaron sobre 100 juveniles de pejerrey y 90 de róbalos obtenidos de diferentes ‘pozas’. Para analizar el contenido que se extrajo del estómago de estas especies tuvieron que remitir las muestras a España, porque, hasta el momento, en nuestro paÃs no existe aparatologÃa capaz de estudiar estos microplásticos.
“Es un equipamiento caro. En realidad, se trata de un instrumento dónde se introducen los fragmentos y automáticamente te dice de qué tipo de micro plástico provienen. Afortunadamente creo que la Universidad de La Plata, en Buenos Aires, estaba por adquirir este tipo de tecnologÃa. Pero por ahora hay que mandar las muestras al exterior para estudiarlas†aseguró Shirley Mendoza, la licenciada en biologÃa marina que estuvo a cargo de la investigación. Cabe destacar, que debido al monto económico al que ascienden este tipo de estudios sólo se pudo estudiar el contenido estomacal de los peces. Falta determinar si la afectación por plástico también llega a las fibras de estos animales, que es la que ingieren los humanos.
Ese posible impacto, sin embargo, ya fue señalado por la bióloga. “Estos hallazgos en especies comestibles tienen una implicación mayor. Son una señal de la presencia potencial de impactos adicionales que podrÃan estar afectando a la población humana, ya que, por caso, los juveniles de pejerrey son consumidos por los ciudadanos como ‘cornalitos’ fritos, siendo éstos un plato tradicional†alertó. “La entrada de micro plásticos en las cadenas de alimentación de peces comestibles puede afectar a los humanos, y el conocimiento sobre la contaminación plástica es suficiente para demostrar la gravedad de la situación. Y plantear la necesidad de medidas urgentes para prevenir las consecuencias que esto tendrÃa para la salud†señaló la cientÃfica.
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