El embrujo de la casa rosada de Valcheta/Por Jorge Castañeda
En ella habitan las ánimas perdidas.
En ella habitan
las ánimas perdidas.
Todos los pueblos conservan en su imaginario parte de sus tradiciones y de sus leyendas. Hechos ocurridos en el pasado que incorporados a la memoria colectiva van conformando nuestra identidad y nuestra cultura.
Valcheta tiene un venero de ricas tradiciones y de sucedidos –casi todos mágicos- que se van recreando en las viejas contadas, transmitiendo en forma oral relatos de un mundo legendario y sugerente.
El malogrado escritor peruano Manuel Scorza solÃa decir que “los hombres viajan del mito a la realidad†y los valcheteros estamos acostumbrados a nutrirnos de acontecimientos extraordinarios que dejaron en el tiempo una impronta de magia y de misterio.
En una época fundacional ya lejana cuando el Padre Domingo Milanesio venÃa a misionar para traer el mensaje evangélico de la buena nueva a la incipiente población, los viajes se hacÃan en pesadas tropas de carros que traÃan desde la zona de Maquinchao y Quetrequile los acopios de frutos y pieles del paÃs.
El paso por el arroyo Valcheta se realizaba en un vado conocido como “el paso de Roaâ€, en recuerdo al primer comandante del FortÃn Alsina que estaba en ese lugar emplazado.
En esa zona del arroyo se levantaba una de las primeras viviendas que también servÃa de posta y de posada para los viajeros que ahÃtos de cansancio y de trajinar caminos buscaban el descanso reparador de la misma.
Lo cierto es que hasta el dÃa de hoy a “la casa rosada†se la asocia con hechos sobrenaturales y extraños y son muchos los testigos que de buena fe dicen que “está embrujadaâ€.
Su actual propietario, Armando Fernández, asà lo asevera; y cuenta que él ha escuchado de noche el ruido de caballos que llegan, aperos que se bajan, relinchos, pedro al salir al exterior no hay nada más que el silencio bajo la noche estrellada. Son las “animasâ€, afirma con seguridad.
En un tiempo lejano esta casa fue propiedad de un viejo poblador llamado Benedé, un reconocido comerciante que hasta supo tener en ella una panaderÃa y daba hospedaje a los ocasionales viajeros que pasaban por el lugar.
Se cuenta que cuando fue posta de las bravas, hubo una pelea entre troperos por cosas sin importancia y que finalizó con el trágico desenlace de un duelo mortal a cuchillo –esos que literalmente supo recrear la pluma de Jorge Luis Borges. Por eso hoy unas viejas sepulturas vecinas a la casa traen al presente sucedidos que hielan la sangre de los más aplomados.
Algunos vecinos memoriosos cuentan que en un confuso episodio se dio muerte a unas religiosas que estaban avecinadas en el lugar y por eso, esas almas errantes buscan hasta el dÃa de hoy el descanso para sus espÃritus atormentados.
Otros mencionan que entre sus paredes falleció doña MarÃa, una nieta del cacique Sacamata, y se tejen varias conjeturas para explicar el misterio de la “casa rosadaâ€.
Julián Asconapé, porta campero y artesano, solÃa narrar que una vez al cruzar con su caballo en una tarde de verano por el lugar, de pronto el animal se resistÃa a avanzar y en ese momento se cerró el cielo comenzando a nevar hasta que al hacer unos metros y pasar por la casa volvió a imperar el dÃa caluroso y de sol.
Lo cierto es que a veces se escucha en la noche el sonido de trutruka con toda claridad, músicas extrañas, animales que corren, ruidos de aperos que se apoyan contra las paredes; pero mirar es en vano: afuera no hay nadie.
Por eso aseguran que se debe propiciar algunos cigarrillos o esparcir bebidas para calmar la ansiedad de “·las ánimas errantes de la casa rosadaâ€.
Misterios, magia, en cercanÃas de Valcheta. Sucedidos que muchos dan como ciertos.
Solo podemos agregar las palabras del poeta: “Es leyenda valchetera/ la de la casa rosada/ con el embrujo y el misterio/ que los años no rebajan. Son tradiciones del pueblo/ y de nuestra idiosincrasia/ o al decir de los mayores/ cosas que antes pasabanâ€.

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