Viernes, 24 de octubre
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ALGUNA VEZ LE CORTASTE EL ROSTRO A ALGUIEN O TE LO CORTARON/Por Eduardo Reyes

En las conversaciones diarias sabemos utilizar términos y dichos que en muchos casos no sabemos de dónde provienen, cuándo comenzaron a utilizarse y por qué.

En las conversaciones diarias sabemos utilizar términos y dichos que en muchos casos no sabemos de dónde provienen, cuándo comenzaron a utilizarse y por qué, aunque si conocemos o tenemos claro en  el momento que podemos  aplicar este dicho.

Como este caso, son innumerables las expresiones que aplicamos a diario en conversaciones y hacemos uso de ellas para dar mayor precisión o certeza respecto de lo que pretendemos expresar.

Con la intención de ser también mas explicito, respecto a otro tema, aplicamos el “cortar el bacalao” o “quien corta el bacalao”, de lo que nos ocuparemos en la próxima, ya que con el verbo “cortar” se encabeza un importante número de frases de frecuente utilización en nuestras conversaciones

La que hoy nos ocupa, “cortar el rostro” está bastante alejada de la fauna ictícola y mas bien se arrima a un vocabulario muy relacionado con el ámbito “tumbero”, y comúnmente utilizamos con el propósito de descalificar a alguien con indiferencia o rechazo.

Lo que se produce o provoca de distintas maneras, ya sea ignorándolo, retirándole la palabra, la mirada o no respondiéndole a una solicitud o pedido, que entienden los analistas de comportamientos, que estas han sido las acepciones o actitudes que dieron popularidad a la frase que nos ocupa.

Según los entendidos y la utilización de la frase por parte de literatos y muchos periodistas que la usaron, sostienen que la misma tiene su origen y fue muy común en la jerga carcelaria.

De acuerdo a la documentación existente sobre esta cuestión, al parecer fue muy común que en las cárceles o penales de nuestro país, a efectos de dejar en evidencia que uno de los presos o internos había suministrado información a guardia cárceles  o a alguna otra autoridad del penal o establecimiento carcelario, que los otros internos le efectuaran un corte en el rostro del considerado delator de algo que debía quedar solo en conocimiento de los presos.

Dicha marca, que si bien no se trataba de una cicatriz demasiado notable, pero si lo suficientemente  visible para hacer saber al resto de la comunidad presidiaria, que quien ostentaba esa marca indeleble a causa de la agresión del resto de los internos, había roto los códigos existentes en ese ámbito, que era considerado inquebrantable por el resto de la comunidad.

Esa acción o actitud, lo hacía entonces merecedor del rechazo del resto de los presos, por haberle perdido la confianza y merecía por lo tanto la desconfianza e indiferencia de los demás.

Obviamente, la frecuente aplicación del termino en la conversación entre dos o mas personas es por la razón señalada, y se trata con tal expresión  de alertar que determinada persona es un “buchón” y no conviene decir algo que debe permanecer en secreto delante de la misma porque se corre el riesgo que lo revele.

Por tal motivo, cuando alguien anticipa el nombre de la o las personas  que no mantendrán silencio respecto de algo que no debe o no corresponde hacerlo público, se interpreta que le “están cortando el rostro”. O simplemente, están anticipando que ante la presencia de determinada persona no debe mencionarse determinado tema, porque la operación programada puede fracasar.

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