AQUELLOS VIEJOS BARES DE MI PUEBLO: “EL COPETÃN AL PASO†– “EL GAUCHO†– “ESTRELLA ARGENTINAâ€/Por Jorge Castañeda
Los viejos bares de los pueblos escribieron en el tiempo una página muy importante de su historia.
Los viejos bares de los
pueblos escribieron en el tiempo una página muy importante de su historia. Eran
lugares de reunión para tomar el aperitivo, para jugar a los naipes
(generalmente el truco, el mus y el codillo, entre los más populares. Y a veces furiosas y
clandestinas partidas de “Pase Inglésâ€), de reunión del paisanaje, de contadas
de hechos y sucedidos, de entreveros como los que supo contar Jorge Luis Borges
donde brillaba el acero de los cuchillos y los guapos desfogaban su encono.
El maestro ElÃas Chucair supo glosar en sus libros muchos de esos establecimientos donde se vendÃan bebidas al copeo y tenÃan anexada una cancha de bochas. También algunos de ellos tenÃan un corralón que hacÃa las veces de caballerizas para los pobladores de la zona rural y un rimero de habitaciones con un baño común haciendo las veces de pensión barata.
Aparte de los parroquianos habituales solÃan recalar también algunos viajantes de comercio que solÃan “tomar la gancia†acompañado con platillos de manÃes.
Pero el plato fuerte de estos comercios lo daban los payadores, que al decir de don Atahualpa Yupanqui en su poema al dorreguense Luis Acosta GarcÃa “andaban de pago en pagoâ€. AllÃ, ante una nutrida concurrencia que era promocionada por los parlantes de las propaladoras callejeras ¿cuánta nostalgia! aprovechaban de aumentar su “cachet†con el sorteo de algún poncho o una guitarra.
Era también frecuente la exhibición que algún campeón de billar ofrecÃa la suerte de sus carambolas en las trajinadas mesas del salón. Adosado en una pared estaban los tacos, también bastante fuleros. En estos casos el billarista hacÃa el sorteo de uno de ellos.
Lo cierto es que eran establecimientos tradicionales y que fueron dejando un montón de anécdotas y de dichos que se hicieron célebres y quedaron para siempre en la memoria de los vecinos.
La piqueta del progreso se los fue llevando paulatinamente y solamente algunos pocos resisten el paso del tiempo. Otros han sido reciclados.
Valcheta, como cualquier pueblo que se precie, también los supo tener. Y muchos de los que peinan canas pasaron por sus mesas.
De todos ellos hay algunos con mucha historia como el bar del entonces “Hotel de Rada†glosado en una canción por el cantautor Rubén “Tatano†Lucero. Su marca más distintiva, aparte de sus famosas peñas en la década de los 60 y los 70 es el tradicional y milenario palenque hecho con un troco petrificado. O sea que ataban a sus caballos nada más ni nada menos que a 70 millones de años.
Otro que todavÃa está en pie es el “Bar y Comedor El Gauchoâ€, donde generalmente recalaban los vecinos de los parajes aledaños y que fuera propiedad de don Manuel Gattoni. Su cocina era excelente. Muchos payadores y cantores gauchos dejaron allà su impronta. Entre los últimos el amigo Saúl Huenchul.
Era también muy concurrido el “CopetÃn al paso†en el barrio “Buenos Aires Chicoâ€, donde se realizaban bailes populares.
El establecimiento de doña Elvira Espinosa también tuvo su época de apogeo y eran muy famosas las “empanadas chilenas†que ofrecÃa en sus “ramadas†todos los 18 de Septiembre.
En plena calle Remedios de Escalada ofrecÃa sus servicios del bar de don Morales “La Estrella Argentinaâ€, hermoso nombre, sin dudas.
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