Hidroeléctricas: Una oportunidad de rediseñar el paÃs/Por Herman Avoscan*
En los próximos años vencerán las concesiones de las presas hidroeléctricas del Comahue.
En los próximos años vencerán
las concesiones de las presas hidroeléctricas del Comahue. Será la oportunidad
de volver a poner en discusión el modelo de desarrollo y la relación Nación –
Provincias. El modelo que finalmente se elija tendrá que ver con la concepción
de paÃs y el paradigma federal.
Dentro de apenas tres años comenzarán a vencer las concesiones de las presas hidroeléctricas que se construyeron en los años 60 y 70 en RÃo Negro y Neuquén. El sistema Cerros Colorados (el gran regulador de caudales del Neuquén), que cuenta con generación en Planicie Banderita; más las cinco centrales ubicadas sobre el rÃo Limay: Alicura, Piedra del Aguila, Pichi Picún Leufú, El Chocón y Arroyito. Un tema no menor para dos provincias que se conformaron principalmente alrededor de los rÃos y que miran con expectativas el panorama que se abre.
La dirigencia polÃtica y los cuadros técnicos de las dos provincias coinciden en una mirada: la necesidad de modificar el esquema actual, que nació bajo el paradigma privatizador de concebir a la energÃa como un comoditie. Un bien transable en el mercado, que debe atenerse a las exigencias de la demanda y a criterios de eficiencia y rentabilidad. A ese enfoque, rionegrinos y neuquinos le oponen otra mirada: la de insumo estratégico que permita una planificación para el desarrollo económico. No lo van a decir a bocajarro para no parecer anacrónicos pero en última instancia están pensando en un modelo similar al de Hidronor, la antigua empresa estatal que pudo construir y administrar las centrales hasta los años ’90.
A ese modelo le agregan un enfoque más federal: desean que el manejo de los rÃos y de las represas sea un tema compartido por las dos provincias. Y al mismo tiempo les genera cierto recelo saber qué se pueden encontrar en las centrales. “La cuestión de la seguridad es algo que entendemos garantizada. El Organismo de Seguridad de Presas, el ORSEP, ha desarrollado todas las consultorÃas necesarias, ha llamado a expertos internacionales y cumple con las exigencias. Desde ese punto de vista, ha sido un modelo para el paÃs y para el mundoâ€, explicó un funcionario rionegrino. Lo que preocupa es el estado en que pueden encontrar el equipamiento de generación, que ya ha cumplido la vida útil marcada en los manuales de los fabricantes.
De recurso estratégico a “comoditieâ€
Los estudios para el aprovechamiento hidroeléctrico de los rÃos del Comahue comenzaron a avanzar a principios de los ’60 de la mano de la empresa estatal Agua y EnergÃa. El “desarrollismo†como idea dominante imponÃa la necesidad de energÃa eléctrica abundante como un factor de crecimiento. Esa energÃa iba a permitir la ampliación de las áreas bajo riego y la disponibilidad de energÃa para industrializar recursos naturales en origen.
Y si bien la realidad fue otra (la energÃa se trasladaba fácilmente a los grandes centros de consumo), esos argumentos sirvieron para financiar las grandes inversiones que representaban los proyectos y para obtener los “consensos sociales†necesarios para avanzar. Claro que nadie se preocupaba demasiado por las cuestiones ecológicas en ese tiempo, pero las obras tuvieron un gran impacto en los imaginarios de todos los argentinos y permitió mantener el esquema de financiamiento.
La dictadura del general Juan Carlos OngañÃa entendió que Agua y EnergÃa – una empresa muy grande, que se dedicaba desde la generación hasta la distribución domiciliaria en la mayor parte del paÃs – no estaba en condiciones de manejar la llamada “obra del sigloâ€. Y en 1967 creó Hidronor con el concepto de “Sociedad del Estadoâ€. Primero, una estructura mucho más chica y especÃfica. Y segundo, con una figura jurÃdica que le permitÃa mayor operatividad que la de la empresa estatal.
Pero esa Hidronor fue tributaria de las concepciones de su época: una empresa centralizada, sin participación de las provincias, que actuaba según las directivas impartidas desde Nación y con un desconocimiento importante de las realidades regionales.
El modelo exitoso de esa Hidronor pasó por su capacidad para diseñar, licitar y controlar la construcción de todas las presas del Comahue (salvo Pichi Picún, que se construyó después), y hacerse cargo de su operación.
La historia cambió en los años ’90. La hiperinflación que devastó al paÃs en los últimos años de la presidencia de Raúl AlfonsÃn, vino a legitimar el cambio de paradigma. Además, la caÃda de la Unión Soviética con su modelo alternativo de economÃa centralizada (o de capitalismo de Estado, para algunos), agregó otro argumento. El Estado debÃa retirarse del manejo de la economÃa; los bienes “estratégicos†dejaron de existir para convertirse en bienes comercializables en el mercado; el libre juego de la oferta y la demanda en condiciones de competencia serÃa la panacea que nos convertirÃa en un paÃs rico. HabÃa que fundar un nuevo sistema capitalista en la Argentina.
El sistema eléctrico se vendió siguiendo un esquema diferenciado al del resto de las empresas públicas. Allà habÃa desembarcado en pleno la Fundación Mediterránea de Domingo Cavallo con sus principales espadas. Carlos Bastos, el secretario de EnergÃa de aquel entonces, fue el responsable de las decisiones.
“El valor de su empresa es ceroâ€
Semejante vendaval privatizador no caÃa sobre posiciones demasiado firmes. Los vaivenes económicos del paÃs y polÃticas de paracitación de las empresas públicas las habÃan vuelto ineficientes, productoras de malos servicios, desactualizadas y endeudadas. Hasta la seria y muy eficiente Hidronor caÃa en la volteada de este sistema justificador.
En 1992, la lÃnea gerencial de la empresa fue convocada a rendir cuentas ante el ministerio de EconomÃa de la Nación y se encontraron con una pregunta inesperada: ¿Cuánto vale la empresa? El entonces gerente general arrancó con el criterio general: a valor libro y según las inversiones realizadas, valdrÃa unos 6.000 millones de dólares de aquel entonces. El funcionario porteño, que venÃa de la actividad privada, repreguntó: ¿cuánto factura y cuánto gasta su empresa?
Y después de escuchar, sentenció: “Si factura lo mismo que gasta, el valor de su empresa es cero. No vale nadaâ€. En esa lógica formalista y esquemática del mundo de los negocios de los ’90, Hidronor valÃa cero. Y más allá del simplismo del análisis, la razón del balance “cero†era muy claro: las deudas que se acumulaban desde las empresas distribuidoras que se financiaban retrasando o directamente no pagando las facturas por electricidad.
Los “mediterráneos†de Bastos y Cavallo aplicaron un modelo que presentaron como un “modelo perfecto†para garantizar la competencia. Se dividÃa el sistema en tres esquemas de negocios: generación, transmisión y distribución. Ninguna empresa iba a poder participar en dos segmentos diferentes. Y se utilizarÃa otro sistema para pagar la energÃa: las centrales iban a generar según el precio de su energÃa. La más cara – la más ineficiente, entendÃan -, ingresarÃa a generar en última instancia. El modelo – entendÃan también -, apuntaba a la eficiencia, a la transparencia y a la desmonopolización.
El resultado terminó por desmentir todos esos supuestos. No pudo evitar la tendencia a la monopolización; no fue transparente y tampoco eficiente. Tampoco logró sustentar el pago en término de las facturas a las generadoras.
Treinta años después
Pasaron muchas cosas en estas tres décadas y el plazo de concesión está por vencerse. Es legÃtimo que todos empiecen a preguntarse qué puede hacerse a partir de 2023. Y es lógico que todos empiecen a mover sus fichas para que la “hoja de ruta†termine llevando agua para su molino.
Desde el gobierno nacional llegan señales de que aquel modelo privatizado de los años ’90 es inviable en la Argentina de hoy aunque todavÃa hay mensajes contradictorios sobre el futuro. Con una secretarÃa envuelta en pujas internas, las indefiniciones llenan de preocupación a las oficinas de Viedma, Cipolletti (donde está la sede de la Autoridad de Cuencas) y Neuquén.
Pero los gobiernos provinciales ya van tendiendo algunas lÃneas. Entienden que el modelo de la AIC o de COIRCO, con su esquema federal, la participación de las provincias y la Nación, puede ser un buen punto de partida para definir una futura Empresa que reúna a las centrales hidroeléctricas. Y que permita enfocarse también en nuevas inversiones. Neuquén alimenta sus sueños de la represa de Chihuidos; RÃo Negro quiere desarrollar el Limay medio o el Negro. Las dos entienden que pueden también incorporar una herramienta de desarrollo económico. “Estamos en condiciones de hacerlo porque tenemos experiencia. El DPA administra las micro centrales sobre el canal de riego. Y pensando en grande, se pueden establecer tarifas diferenciales para la producciónâ€, reflexionó un funcionario provincial.
Hubo pronunciamientos formales de legisladores provinciales, ninguno con el peso del ex secretario de EnergÃa rionegrino, Sebastián Caldiero: “terminadas las concesiones las hidroeléctricas tienen que volver a las provincias que son el poder concedente y no a la Naciónâ€, enfatizó frente a los micrófonos de LU19 el diputado de Juntos Somos RÃo Negro.
A partir de la reforma constitucional del ’94, el poder concedente pasó a las provincias y es por esta razón que el legislador plantea un nuevo marco para el funcionamiento de las represas. “Hay que analizar todos los aspectos para saber qué es lo mejor para la provinciaâ€. Y tiró la idea: “incluso podrÃan ser explotadas por el Estadoâ€.
Sea cual sea el futuro de las represas, el titular del DPA Fernando Curetti enfatizó que deberán tenerse en cuenta las obras de mitigación del impacto en toda la franja costera. Una obra que cuesta más de 600 millones de pesos y que la Autoridad de Cuencas no pudo concretar por falta de fondos. Consecuencias de la disparidad que existe entre el precio que perciben las distribuidoras (las grandes beneficiadas por el sistema en vigencia), y el que se reconoce a las propietarias del recurso para el pago de las regalÃas.
El error de poner a los gatos en la misma bolsa
Un grupo de especialistas adelantó que van a pedir consultorÃas especializadas sobre el estado de mantenimiento y operación en que se encuentran las centrales hidroeléctricas antes de que se tome cualquier definición. “Son equipos que ya terminaron lo que se denomina “vida útil†para los manuales de fabricante. No significa que se van a romper; pero tienen que tener el mantenimiento adecuado. Y eso es lo que queremos que se demuestreâ€, precisó la fuente.
Y aclaró que no hay que poner a todos los gatos en la misma bolsa. “Hay algunas operadoras que son responsables. Y hay otras que son, cuanto menos, displicentesâ€. Entre las primeras, figura la que tiene a cargo las presas de Chocón y su compensador, Arroyito. Pertenece al grupo Enel (el 23 % de las acciones está en manos del gobierno italiano). “Si todas fuesen como Enel, estarÃamos bien. Pero no lo sonâ€, comentó.
En el otro extremo de la tabla, posicionan a la concesionaria de la central de Planicie Banderita y de la central térmica Alto Valle, Orazul Energy. Decir que esta empresa está controlada por el fondo de inversión I Suared Capital es revelar su máxima empresaria: no le preocupa tanto el negocio de la energÃa como la valorización financiera.
En RÃo Negro y en Neuquén se la responsabiliza por los graves problemas añadidos durante el gigantesco apagón del dÃa del padre del año pasado, cuando la energÃa faltó en todo el paÃs pero que en la región se extendió por muchas más horas. “Seguramente no es el mejor ejemplo; está trabajando sobre el lÃmite de lo que debe tener y cualquier problema la puede dejar fuera de servicioâ€, explicaron.
*Exdiputado nacional del FpV, dirigente de JSRN, director general de Comunicación Institucional de la Municipalidad de Cipolletti
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