"Negros y Luminosos" de Claudio GarcÃa/Por Jorge Castañeda
Cada vez que recibo un libro dedicado por su autor siento una alegrÃa grande como una pradera.
Cada vez que recibo un libro dedicado por su
autor siento una alegrÃa grande como una pradera. Ya he dicho que la colección
de libros dedicados por sus autores, más de ochocientos, son los anaqueles de
mi biblioteca que recorro con mayor afecto. Tal vez porque sé que detrás de
cada uno hay alguien que siente con el alma, que se emociona, que sufre y se
alegra, que encuentra en arte de palabra su lugar en el mundo, su destino predilecto,
su mayor oficio. Ellos, los libros dedicados buscan en cada estante la compañÃa
que más les gusta. Yo los dejo hacer, porque sé que se juntan por pura empatÃa.
Este nuevo libro de Claudio tiene un prólogo de la poeta Liliana Campazzo. Y cita unos versos del gran Juarroz, donde discurre sobre la finalidad de la PoesÃa: “Una escritura que se pueda leer hasta en la muerteâ€.
Yo tengo todos los libros de Claudio y a veces como sucede cuando uno ya tiene algunos años, más que leer algo nuevo, suele releer. Y varios de sus textos nos hacen pensar y nos despiertan una sonrisa, porque como Cortázar sabe jugar con el lector y consigo mismo. Tienen sus libros un sentido lúdico.
En su amable dedicatoria se puede leer: “Para Jorge, con afecto y admiración a un lector atento y mejor poeta y cronista†01/12/2020.
El libro, como bien lo ha señalado el maestro Carlos Espinosa, son tres en uno, perfectamente parcelados. A mà me gustan los “cactusâ€, pero siento respeto por los “podadores de flores†y me sorprenden los “negros y luminosos†que dan su tÃtulo al libro.
Los versos de Claudio tienen una gran musicalidad, claro, porque también es músico y cantor, y ¿acaso la poesÃa no es esencialmente música y palabra potenciada? Es tan asà que ante “Lili†dan ganas de agarrar la guitarra y cantar: “En la noche clara/ estrella y luna/ tenerte entre mis brazos/ es mi fortuna. Basta que me sonrÃas/ para que acuda/ te llevo una manzana/ si estás desnuda.
Terminada su lectura dejo a los negros y desnudos en el anaquel correspondiente, pero no tengo la seguridad que se queden en el lugar asignado, ellos buscarán su propio acomodo entre los otros libros dedicados. Me dará algo de trabo encontrarlos, pero asà es la magia de la literatura.
Gracias, amigo Claudio GarcÃa, por tu envÃo. De alguna forma la PoesÃa nos hermana, y los poetas como los árboles de Casona sabemos “morir de pieâ€.

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