A uno de sus amigos le creció una garra de pájaro.

Jorge Luis Borges en una de sus magistrales conferencias recopiladas en su libro “Siete noches” recuerda con precisión una verdadera pesadilla, digna de figurar en sus mejores relatos fantásticos, tal vez con cierta reminiscencia de “La metamorfosis” de Franz Kafka.

Hablando de los sueños antes de entrar en el tema que nos interesa  nuestro escritor cita una línea de Petronio que dice que “el alma, cuando está libre de la carga del cuerpo, juega”. Más exacto Luis de Góngora y Argote en un soneto dice que las pesadillas son ficciones, verdaderas creaciones literarias:

El sueño, autor de representaciones,

En su teatro sobre el viento armado

Sombras suele vestir de bulto bello.

Y, aquí lo medular de esta breve nota, Borge relató lo siguiente: “Recuerdo cierta pesadilla que tuve, ocurrió, lo sé, en la calle Serrano, creo que en Serrano y Soler, el paisaje era muy distinto: pero yo sabía que era en la vieja calle Serrano, de Palermo. Me encontraba con un amigo, un amigo que ignoro: lo veía y estaba muy cambiado. Yo nunca había visto su cara pero sabía que su cara no podía ser ésa. Estaba muy cambiado, muy triste, Su rostro estaba cruzado por la pesadumbre, por la enfermedad, quizá con la culpa. Tenía la mano derecha dentro del saco (esto es importante para el sueño). No podía verle la mano, que ocultaba del lado del corazón. Entonces lo abracé, sentí que necesitaba que lo ayudara.: “Pero, mi pobre Fulano, ¿Qué te ha pasado? ¡Qué cambiado estás!”. Me respondió: “Sí, estoy muy cambiado. Lentamente fue sacando la mano. Pude ver que era la garra de jun pájaro”,

“Lo extraño es que desde el principio el hombre tenía la mano escondida, Sin saberlo, yo había preparado esa invención; que el hombre tuviera una garra de pájaro y que viera lo terrible del cambio, lo terrible de su desdicha, ya que estaba convirtiéndose en un pájaro”.

Se sabe que hasta los animales sueñan. Mi amigo, el escritor de Las Grutas Jorge Íncola me sabía contar que una noche dormido con su gato, soñaba en forma muy patente que se veía entre el follaje, convertido en un gato. ¿Coincidencia?

Hay también alguna coincidencia en la pesadilla de Borges con algunas experiencias de Don Juan Matus relatadas por Carlos Castaneda, cuando alterada la conciencia con el uso del peyote uno se transforma en pájaro.

Tal vez sean ciertos los versos de Pedro Calderón de la Barca que “la vida es sueño, y los sueños son”.

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