Dominique Derauw, explorador de volcanes/Por Marcos Stábile*
La UNRN cuenta con destacado profesor de FÃsic.a
El profesor de
FÃsica de la Universidad Nacional de RÃo Negro (UNRN) , Dominique Derauw integra
un equipo de cientÃficos reconocido por haber encontrado los caminos del magma
bajo el suelo de una ciudad de Congo. El investigador, nacido en Bélgica, vive
en el sur argentino, donde monitorea los volcanes patagónicos.
Dominique Derauw dice “ashá†para referirse a su Bélgica natal; el yeÃsmo rehilado, marca registrada de la oralidad rioplatense, revela la procedencia de un castellano que ya domina con fluidez para disertar sobre fuerza, materia y energÃa en sus clases de FÃsica en la Universidad Nacional de RÃo Negro (UNRN). Radicado en el municipio neuquino de General Roca desde 2019, formó parte del equipo internacional de cientÃficos cuyo trabajo sobre la erupción del volcán Nyiragongo (República Democrática del Congo) fue tapa de la prestigiosa revista de ciencias Nature.
-¿Cómo fue que llegó a la Argentina?
- Después de estudiar y doctorarme en FÃsica, trabajé durante mucho tiempo en la Universidad de Lieja, en Bélgica, donde sigo trabajando a distancia. Luego de más de tres décadas participando en diferentes proyectos, comenzó a interesarme la idea de hacer una carrera internacional. Dicho asÃ, suena muy grandilocuente, pero solamente significó la oportunidad de cambiar de lugar de trabajo. Vine a General Roca (Neuquén) y me radiqué en el Instituto de Investigación en PaleobiologÃa y GeologÃa (IIPyG) dependiente del CONICET y de la UNRN, en el marco de un proyecto para la observación de volcanes con el doctor en Ciencias Geológicas Alberto Caselli. Me mudé en enero de 2019 y mi esposa vino unos dÃas después.
-¿Cuál es su relación con la vulcanologÃa?
- Mi interés está puesto en la observación y seguimiento de los volcanes, sobre todo a partir de una herramienta que desarrollamos en el Centro Europeo de Geodinámica y SismologÃa (ECGS), ubicado en Luxemburgo. Junto a otros compañeros desarrollamos un instrumento muy importante que permite monitorear el movimiento de la superficie de la tierra por series temporales de imágenes satelitales. Funciona de manera automática y está habilitada para usar datos de cualquier satélite de imagen radar. Produce mapas de movimiento muy precisos. A pesar de que estos satélites suelen orbitar a unos setecientos kilómetros de la tierra, sus imágenes permiten medir movimientos de la superficie terrestre de centÃmetros y milÃmetros.
-¿Cuáles son las actividades que realiza en nuestro paÃs?
- Acá hago fundamentalmente tres cosas: en principio, soy profesor de FÃsica en la Universidad de RÃo Negro. Por otro lado, mi estancia en Argentina es para observar y monitorear volcanes locales. El IIPyG trabaja en el seguimiento del volcán Copahue, apostado al noroeste de la provincia de Neuquén, sobre la cordillera, en la frontera de Chile y Argentina. (Se trata de un volcán que el 22 de diciembre de 2012 comenzó un proceso de erupción, que lanzó cenizas, gases y humo negro a más a 1,5 kilómetros de altura. Las cenizas se desplazaron y lograron llegar hasta la ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, presentó manifestaciones casi de forma permanente). El instituto de investigación monitorea también el volcán Domuyo -ubicado en el complejo de la Laguna del Maule-, cuya evolución puede conocerse en directo a través de una página web abierta. Si bien el Instituto observa las señales a través de varias disciplinas y herramientas, yo particularmente me dedico a seguir la deformación del Copahue a través de la técnica de InterferometrÃa Radar de Apertura Sintética (InSar), para contribuir a su observación y monitoreo por parte del Laboratorio de Estudio y Seguimiento de Volcanes Activos (LESVA). La tercera actividad que hago es el mejoramiento constante del software desarrollado en la ECGS, para adaptar la herramienta a nuevos satélites y nuevas técnicas de observación. Es una mejora permanente que realizo en conjunto con Nicolas d'Oreye, para mantenerla al dÃa y poder continuar con el seguimiento de otros volcanes del mundo. Fundamentalmente, se utiliza para supervisar al Monte Nyiragongo, el Nyamuragira (también en el Congo) y el Pitón de la Fournaise, ubicado en la Isla de La Reunión, en Francia.
-¿Qué cosas tienen en común y qué diferencias existen entre el ámbito de investigación belga y el argentino?
- Hablar de esto realmente escapa de mi profesión. Sin embargo, creo que los sistemas y sus dinámicas son bastante similares. Una diferencia importante es que acá existe una carrera de investigador. En Europa para ser investigador es necesario contar con algún tipo de proyecto que financie tu sueldo, en caso de no tenerlo, debes buscar otro trabajo y listo. En ese sentido, la vida de un investigador del CONICET es más estable que lo que puede ser en Bélgica o en algún otro paÃs del continente europeo.
-¿Cómo lo ha tratado Argentina?, ¿Fue difÃcil la adaptación?
-La oportunidad de venir acá llegó en un buen momento, ahora que nuestros hijos son grandes e independientes. Yo llegué unos meses antes que mi esposa, para tramitar todo lo que hay que tramitar: permisos de trabajo y de residencia, entre otras cosas. Toda esa parte fue bastante fácil. El desafÃo más grande era la lengua, la comunicación con la gente. Pero los argentinos son muy curiosos y eso ayudó. Es muy fácil entrar en contacto con ellos y muy agradable. Basta con que uno abra la boca para que le pregunten de dónde es, qué hace acá, por qué vino. Hoy tenemos nuestra vida en Roca.
*Periodista con publicaciones en Télam, Página 12 y otros medios nacionales e internacionales

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