Una vertiente muy importante del cancionero popular argentino se dio en la época de la Federación, glosado por payadores, gauchos y por el pueblo mismo que generalmente habitaba en  los rancheríos, con el rasgueo de aquellas guitarras adornadas con cintas rojo punzó acompañando cielitos, pericones y gatos.

Anterior a la batalla de Caseros se rescatan estos versos laudatorios al Restaurador de las Leyes:

“Ahí va esa rosa

Ahí va esa flor,

La manda el gran Rosas

Para el vencedor”.

En la misma residencia de Santos Lugares no era raro escuchar a sus partidarios entonando coplas como ésta y que aluden a la conjura de Urquiza:

“Triunfará de Rosas

La negra traición,

Cuando la naranja

Se vuelva limón”.

O si no, esta otra ya más osada y política:

“Por la callejuela

Por el callejón,

Que a Urquiza compraron

Por un patacón”.

Los morenos, generalmente partidarios de Rosas, también supieron dejar sus canciones de aire popular y destaco estas coplas porque tienen la curiosidad de haber sido compuestas y por supuesto, cantadas por una mujer:

“Yo me llamo Juana Peña

Y tengo por vanidad

Que sepan todas que soy

Negrita bien federal.

 

Yo, por desgracia, no tengo

Hijos, padre ni marido

A quien poderles decir

Que sigan este partido.

 

Pero tengo a mis paisanos,

Los Negritos Defensores,

Que escuchan con cuidado

Estas fundadas razones.

 

El caudillo entrerriano también tuvo sus rapsodas que cantaron en demasía sus virtudes, por ejemplo el autor de nuestro Himno Nacional, Vicente López y Planes, que incluso le dedicara una famosa loa rayana en el ditirambo de ciento treinta y dos versos y que evoca una cuarteta publicada por la Gaceta Mercantil:

“Tu fama es superior a los ultrajes

Tu fuerza es popular y poderosa,

Y siempre nuestra historia

Tributará recuerdo a tu memoria”.

Más modestos los trovadores unitarios le dedicaban a su caudillo este triunfo:

“La bandera de sangre

Triste divisa

Se deshizo en Caseros

¡Qué viva Urquiza!”

Cuando las tropas del vencedor de Juan Manuel de Rosas tomaron la calle del Empedrado bajo una lluvia de flores, los arcos triunfales levantados en su honor tenían las siguientes expresiones poéticas:

“Ya tocaron la diana

Urquiza se lo mandó,

Abrí los ojos diosa

Que la Patria renació”.

Así de entusiastas los partidarios del caudillo entrerriano en el café de Marcos supieron las glorias de don Justo José:

“La más bella corona de gloria

El  más verde laurel de guerrero,

Se ha ceñido el magnánimo Urquiza

En los altos de Monte Caseros”.

 

Imposible dejar de mencionar a José Mármol, otro poeta culto que acuñó unos famosos versos proféticos que se frustraron con la repatriación de los restos de Rosas y que supo  también escribir dirigiéndose a Don Juan Manuel:

“Muestra a mis ojos espantosa muerte

Mis miembros todos en cadenas pon,

¡Bárbaro! Nunca mataras el alma

Ni pondrás grillos a mi mente, no”

Sin embargo pasados varios años de la caída de Rosas muchos trovadores de la ciudad y del campo lo recordaban con coplas como éstas:

“Cielito diga que sí

Cielito de la igualdad,

¡Viva Juan Manuel de Rosas!

¡Y viva la libertad!

Nada mejor para finalizar esta breve reseña del cancionero federal que una verdadera joya poética del país del interior en la que se llora la muerte del gran caudillo don Juan Felipe Ybarra:

“Oh, don Juan Manuel de Rosas

Llora a tu amigo leal.

Ha muerto don Juan Felipe

Y el Santiago Federal”.

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