Magalà Gutiérrez, una agronóma que contagia ganas para producir granos en la Patagonia
Le tocó un lugar que ella misma define como “rústicoâ€: la Patagonia norte.
Magalà Gutiérrez tiene 31 años y hace cinco que se recibió
de ingeniera agrónoma en BahÃa Blanca. Actualmente trabaja dentro del Sistema
Chacras de AAPRESID (la asociación de productores en Siembra Directa), una red
de ensayos agronómicos en todo el paÃs. Le tocó un lugar que ella misma define
como “rústicoâ€: la Patagonia norte.
“Allá es difÃcil cruzarse con otro profesional, la verdad es que no hay muchos profesionales (por los agrónomos) dando vueltas. Pero creo que es la zona que presenta los mayores desafÃos productivos. Desde la agronomÃa es fascinanteâ€, describe. La Chacra Valles Irrigados norpatagónicos está ubicada entre las Latitudes 39 y 40, a orillas de RÃo Negro. Su área de influencia se extiende a los llamados Valle Medio, Valle de General Conesa y Valle Inferior, ya cerca de Viedma.
“Nos damos cuenta que es una región con condiciones agroclimáticas superiores a otras del paÃs. Hay muchÃsima tierra de monte con muy baja productividad y tenemos el rÃo que nos pasa al lado con 800 metros cúbicos (de agua) por segundoâ€, nos dice MagalÃ, que considera que esa zona está “absolutamente desaprovechadaâ€.
Lo que estudia la joven y entusiasta agrónoma son sistemas de manejo, para tratar de hacer un aprovechamiento sustentable de esas tierras. En concreto, analiza la posibilidad de hacer cultivos extensivos bajo riego, haciendo foco sobre todo en las posibilidades del maÃz.
“Estamos tratando de que la zona se conozca. Tenemos una joya que no estamos aprovechandoâ€, dice MagalÃ, que habla de las chances de producir allà desde soja, trigo, maÃz o girasol hasta carne y frutas. Por ahora la región cuenta que hay micro-desarrollos con alfalfa y maÃz bajo riego gravitacional, a manos de ganaderos de RÃo Negro que tratan asà de engordar bovinos en el lugar, compensando la pobre oferta de pastos de la estepa patagónica.
“Tenemos cuatro años de historia agrÃcola nada más y seguimos investigando. Hasta ahora estamos hablando de la posibilidad de lograr maÃces de 15 mil kilos (por hectárea), trigos de entre 8 mil y 9 mil kilos, sojas de hasta 4.000 kilos, y producciones de alfalfa superiores a los 15 mil kilosâ€, enumera la agrónoma.
La principal limitante -cuenta MagalÃ- es el desarrollo del suelo, que son aluviales, tÃpicos de los valles. “Algunos suelos requieren de cierta evolución que tenemos que saber cómo hacerla, porque si no la agricultura puede generar una situación peor a la inicial. Eso por suerte ya lo tenemos claro. Luego la otra limitante grande es la falta de infraestructura y de servicios para quien quiere producir alláâ€, describe.
                                                
                        
                                                
                                                
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