Desde la recuperación democrática en 1983 no recuerdo que las elecciones provinciales en Río Negro se hayan definido antes que sus habitantes comiencen a emitir su voto.
Para que este grado de opinión se encuentre tan instalado, de acuerdo a lo que vienen registrando mis sondeos en todo el territorio, influyen varios factores.
Primero, el sostenimiento de imagen e intención de voto que aún ostenta el exgobernador Alberto Weretilneck.
Segundo, la buena gestión provincial que prima en la consideración de la ciudadanía de la gobernadora Arabela Carreras.
Se debe sumar el desmembramiento y desarticulación del peronismo rionegrino que jamás se había producido en su historia, diluyendo un piso electoral que rondaba el  30% del padrón.
Otro factor es la poca habilidad de su opositor Aníbal Tortoriello para celebrar acuerdos y elegir aliados.
También, la fractura aún más profunda del radicalismo rionegrino.
Habrá que ver de aquí en más si el desarrollo de las campañas políticas que todavía no comenzaron, desmiente o confirma mi pronóstico. 

*Consultor y periodista de extensa y reconocida trayectoria
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