Jueves, 23 de octubre
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CURIOSIDADES SARMIENTINA/Por Jorge Castañeda

Como bien se sabe Jorge Luis Borges tuvo miradas muy particulares sobre ciertos personajes de nuestra historia.

Sarmiento según Borges.

Como bien se sabe Jorge Luis Borges tuvo miradas muy particulares sobre ciertos personajes de nuestra historia. Son conocidas sus expresiones y sus textos no muy felices sobre Juan Manuel de Rosas y José Hernández, por ejemplo.

En cambio en sus prólogos a “Facundo – Civilización y Barbarie” y “Recuerdos de provincia” cae casi en el ditirambo llegando incluso a lamentar que nuestro libro nacional sea “Martín Fierro” (la culpa mayor la atribuye a Leopoldo Lugones) y no el Facundo.

Pero en  un poema que le dedica a Sarmiento dice cosas muy interesantes que de alguna forma refleja las contradicciones que la figura  del sanjuanino sigue provocando en los argentinos. Vale la pena su reproducción: “No lo abruman el mármol y la gloria. / Nuestra asidua retórica no lima/ su áspera realidad. Las aclamadas/ fechas de centenarios y de fastos/ no hacen que este hombre solitario sea/ menos que un hombre. No es un eco antiguo/ que la cóncava fama multiplica/ o, como éste o aquél, un blanco símbolo/ que pueden manejar las dictaduras. / Es él. Es el testigo de la Patria, / el que ve nuestra infamia y nuestra gloria, la luz de Mayo y el horror de Rosas/ y el otro horror y los secretos días/ del minucioso porvenir. Es alguien/ que sigue odiando, amando y combatiendo. / Sé que en aquellas albas de septiembre/ que nadie olvidará y que nadie puede/ contar, lo hemos sentido. Su obstinado/ amor quiere salvarnos. Noche y día/ camina entre los hombres, que le pagan/ (porque no ha muerto) su jornal de injurias/ o de veneraciones. Abstraído/ en su larga visión como en un mágico/ cristal que a un tiempo encierra las tres caras/ del tiempo que es después, antes, ahora, / Sarmiento el soñador sigue soñándonos”.

 

EL PRIMER HIMNO A SARMIENTO

 

Segundino Navarro, casado con Victorina L. Sarmiento, sobrina del prócer, fue quien escribió el primer himno en su  homenaje, y que actualmente se utiliza en la provincia de San Juan. Su letra dice así:

 

“Fue su vida la lucha incesante

Contra todo poder que avasalla

Y fue siempre en la ruda batalla

El derecho y la Patria su ideal.

 

El destierro en aislada pobreza

Es la fragua que al genio revela

Y el baluarte en que triunfa es la escuela

Contra todas las furias del mal.

 

Soberbio, hijo de los Andes

Brilla sobre su cumbre

Y a un mundo dan a su lumbre

Los rayos de aquel sol.

 

SOBRE EL AUTOR DEL HIMNO OFICIAL

 

Para sorpresa de muchos, Leopoldo Corretjer, el autor del Himno a Sarmiento, era nacido en la ciudad de Barcelona, estableciéndose luego en Buenos Aires, viviendo como profesor de música.

Autor también del tradicional “Saludo a la bandera” sobre letra del gran poeta Rafael Obligado, compuso diversos temas para el sainete criollo y numerosos tangos como “Mate amargo”, “Mi negra”, “Puro corte y firulete” y tantos otros éxitos.

 

“Fue la lucha tu vida y tu elemento, / la fatiga, tu descanso y calma, / la niñez, tu ilusión y tu contento, / la que al darle el saber le diste el alma.   Con la luz de tu ingenio iluminaste/ la razón, en la noche de ignorancia. / Por ver grande a la Patria tu luchaste/ con la espada, con la pluma y la palabra.   En su pecho, le niñez de amor un templo/ te ha levantado y en él sigues viviendo/ y al latir su corazón va repitiendo: / ¡Honor y gratitud al gran Sarmiento! / ¡Honor y gratitud!   ¡Gloria y loor! ¡Honra sin par/ para el grande entre los grandes. / Padre del aula, Sarmiento inmortal. / ¡Gloria y loor!  ¡Honra sin par!

 

 

LA IMPORANCIA DEL NOMBRE

 

Si bien el nombre de bautismo era Faustino Valentín Quiroga Sarmiento, el Domingo se le adjudicó posteriormente porque no figura en su partida de nacimiento, y seguramente le fue dado por el santo de su día de natalicio.

 

Quedan muchas otras facetas de Sarmiento en el tintero. Estas son sólo algunas curiosidades que el prócer recibió de quienes lo glosaron. Con respecto a su carácter volcánico, sus errores políticos y opiniones polémicas digamos como en el “Sarmenticidio”: “Al mal Sarmiento, buena podadera”.-

 

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