Se acerca el momento del eclipse solar total y la historia nos recuerda otros sucesos astronómicos/Por Carlos Espinosa
Los relojes de la región este de la provincia de RÃo Negro están en cuenta regresiva.
Los relojes de la región este de la provincia
de RÃo Negro están en cuenta regresiva. Faltan pocas semanas, dÃas, horas,
minutos y segundos para un acontecimiento astronómico , un suceso distante pero
perfectamente visible, un hecho curioso y poco frecuente, un fenómeno relativo
al sol y la proyección de sus rayos hacia nuestro planeta Tierra. Toda esta
parrafada, en la que cuidadosamente el cronista evita utilizar el término
“evento†, se refiere naturalmente al eclipse solar total que se podrá apreciar
nÃtidamente (si las condiciones atmosféricas lo permiten) el cercano 14 de
diciembre en las primeras horas de la tarde. Ese dÃa serán puntos favorecidos
de avistaje las localidades atlánticas de El Cóndor, La LoberÃa, BahÃa Creek (y
puntos intermedios), Las Conchillas, Puerto de San Antonio Este, San Antonio
Oeste y Las Grutas.
Esta nota contiene datos aportados por el estudioso planetarista Denis MartÃnez, que desde el complejo Marina Cero, de Las Grutas, realizará un seguimiento pormenorizado del eclipse. Pero también, recurriendo a material de archivo de la serie Perfiles y Postales (publicación original en el diario Noticias de la Costa ) se recordará otros fenómenos astronómicos, de menos magnitud, que hace 138 años tuvieron a Carmen de Patagones como uno de los principales centros de observación mundial.
“Los eclipses solares se producen cuando la Luna, el satélite que gira permanentemente alrededor de la tierra, tapa la proyección de los rayos del sol, es decir le hace sombra. Esta sombra puede ser parcial –que producen los llamados eclipses anulares, porque el sol sólo es visible con forma de anillo; u otras formas parciales de ocultamiento- o total, con oscurecimiento importante, sin llegar a hacerse de noche, como el que se producirá el próximo 14 de diciembre†explicó MartÃnez, en declaraciones para APP.
Sin entrar en complejos detalles sobre las rotaciones de la Tierra y su satélite el experto advirtió que “la Luna es 400 veces más chica que el Sol, pero está 400 veces más cerca de nosotros y eso hace que al superponerse en nuestra perspectiva los diámetros sean similares; incluso en esta oportunidad la Luna será un poco más grande y por eso tapará al Sol en forma completaâ€.
El acontecimiento solar será visible en todo el hemisferio sur, pero la Patagonia argentino-chilena será el sitio preferencial, donde el ocultamiento del sol será absoluto. “En nuestro paÃs sólo en las provincias de Neuquén y RÃo Negro se podrá apreciar en forma completa de principio a fin, es decir en todas sus fases desde que comienza hasta que termina. Por eso estamos ante una ocasión especial, porque habrá que esperar muchos años para poder observar otro eclipse de Sol total sobre territorio argentino en zonas de alta y media densidad poblacional. El año que viene, por caso, se verá un eclipse sobre la Antártida y muy poca gente podrá seguirlo†añadió Denis MartÃnez.
Dijo también que “otro factor atractivo para nosotros es que el eclipse ocurrirá poco después del mediodÃa cuando el Sol está alto, facilitando su observación sin obstáculos, y además será en una jornada cercana al inicio del verano, con temperaturas cálidasâ€.
“Todo está dispuesto, en nuestra zona, y esperemos que el turismo nos acompañe, respetando los protocolos de seguridad sanitaria que imponen los riesgos de la pandemia†completó su conversación, recomendando por último que “la observación se haga con anteojos especiales homologados, sin utilizar recursos caseros que pueden ser muy peligrososâ€.
Los horarios a tener en cuenta el 14 de diciembre. El eclipse será visible en su fase inicial a partir de 11: 55 en Las Grutas , tres minutos más tarde en La LoberÃa y casi cuatro minutos después en El Cóndor. Pero el ocultamiento total del sol podrá observarse desde las 13: 18: 43 en Las Grutas (2:06 de duración total); 13:22:54 en La LoberÃa (2:06 duración total) y 13:23: 34 en El Cóndor (1:51 de duración total)
El eclipse no es evento. La hora y duración están perfectamente previstos por los cientÃficos, por eso no será un hecho eventual (inesperado e imprevisible). Pero: ¿estará el cielo despejado, sin nubes que oculten la visión del sol para poder observar las fases del eclipse? Ahhh!!! Para responder esa pregunta es necesario conocer aspectos atmosféricos eventuales.
Un poco de historia, hace 138 años
La tranquila aldea que era Carmen de Patagones en 1882 se alteró con aquellos fenómenos astronómicos que pudieron observarse, con claridad, en sus cielos, en los meses de septiembre y diciembre de aquel año.
El escribano Francisco Pita, nacido en Carmen de Patagones en 1870, dejó para la posteridad su libro “Remembranzasâ€, con una serie de maravillosas crónicas sobre sucesos de la vida cotidiana en esta población en los últimos años del siglo 19 y comienzos de la centuria siguiente.
De esa obra se rescataron tres artÃculos sumamente interesantes. Los tres se relacionan, porque en el primero se describen con lujo detalles dos “fenómenos celestes†ocurridos en 1882: la visión de un cometa; en el segundo se relata el paso del planeta Venus por el disco solar (o sea la superposición de esta esfera entre la Tierra y el sol) que fueron perfectamente visibles en Carmen de Patagones; y en el tercero se destaca la función del telégrafo, como avanzado medio de comunicación de la época.
Debe tenerse en cuenta que la observación astronómica estaba de moda en esas décadas del siglo 19 y la gente se inclinaba a creer que esos acontecimientos en el Universo podÃan tener consecuencias sobre la corteza terrestre. Vayamos al texto de Pita, de impecable estilo.
El cometa
“Un fenómeno celeste de una rareza y magnitud extraordinaria se presentó a la vista de nuestra lejana aldea en 1882. En el cielo lÃmpido de Patagones, con claridad y grandiosidad que me será difÃcil narrar como lo desearÃa y corresponde, apareció ese astro inmensamente grande y luminoso, de un color rojizo, sobre el histórico Cerro de la Caballada, se veÃa tan bajo que parecerÃa al alcance de la mano, según la mente de los niños, que observábamos atónitos y mudos el fenómeno, que invitaba a reflexionar sobre la grandiosidad y el misterio de la creación. TenÃa el gran cometa un largo aparente de cien metros por unos diez de ancho en la cola y uno en la cabeza redonda y con una luminosa estrella que hacÃa de ojo de ese monstruo que tenÃa la forma de un enorme pescado. SalÃa después de la media noche y se podÃa observar en todo su esplendor a las dos de la mañana. A esa hora nos hacÃan levantar de la cama y salir al medio de la calle para verlo. Supongo que no quedó un solo vecino que no se haya incomodado alguna noche para ver esa maravilla que nos fue dado observar a nuestra generación y que no se ha repetido en forma análoga ni se repetirá tal vez hasta la vuelta del mismo cometa en su incesante recorrida por su órbita. ¡Qué espectáculo tan maravilloso! “
Este cronista averiguó por Internet y pudo saber que este cometa fue llamado “el Gran Cometa de Septiembre†o Gould II por el apellido del astrónomo BenjamÃn Gould, director del Observatorio Nacional, que lo descubrió en los primeros dÃas de septiembre de aquel año 1882. Fue muy visible hasta el mes de octubre, pero hubo registros de observación tenue hasta mediados de 1883. Llama la atención la ingenuidad de Pita al establecer las “medidas†del astro.
Venus en el sol
El paso de Venus por la esfera solar fue un acontecimiento de marcado interés internacional, monitoreado desde Francia, que era en aquellos años el paÃs con mayores adelantos en materia astronómica. Pero, además, la expectativa y los preparativos para su observación en el ámbito de la provincia de Buenos Aires (sitio del mundo privilegiado en ese sentido) dio lugar a la creación del Observatorio Astronómico de La Plata, que aún hoy, 138 años más tarde es de los más importantes de la Argentina.
Una publicación contemporánea del observatorio platense recuerda que “los franceses organizaron diez misiones: una misión a la isla de Haità (a cargo del cientÃfico Callandreu), una a México (Bouquet de la Grye), una a la Martinica (Tisserand, Bigourdan, Puiseaux), una a Florida (coronel Perrier), una a Santa Cruz de la Patagonia (capitán de Fragata Fleuriais), una a Chile (teniente de navÃo de Bernardières), una a Chubut (Hatt), una en RÃo Negro (Perrotin, director del observatorio de Niza), una a Cabo de Hornos (teniente de navÃo Courcelle-Seneuil) y finalmente una a Bragado (teniente de navÃo Perrin)â€.
Ese lugar de RÃo Negro (sobre la costa del curso fluvial, no en el territorio nacional que lleva su nombre) fue más exactamente Patagones; y el astrónomo Joseph Perrotin era una de las máximas autoridades mundiales de los estudios del cielo.
Lo que sigue es el capÃtulo de Francisco Pita en su libro.
“En el mismo año 1882 ocurrió el paso del planeta Venus por el disco solar. Patagones fue uno de los puntos privilegiados del globo, desde donde pudo observarse mejor, y allá fue una comisión de sabios franceses del Observatorio Astronómico de Paris, presidida por Mr. Perrotin, con telescopio y demás aparatos.
Estableció su observatorio en campo raso, al oeste de la actual chacra Experimental hasta donde se construyó un ramal de lÃnea telegráfica que lo comunicaba con la oficina del pueblo y a su vez, directamente, con el observatorio nacional de Córdoba. Felizmente habÃa entre el personal de telegrafistas uno que hablaba francés, don Francisco Gernel, y a él se le encargó de la oficina del observatorio, la que permaneció allà por espacio de quince o más dÃas.
El dÃa del paso del planeta amaneció nublado y asà siguió toda la mañana hasta pasadas las once y media, pero minutos antes de las doce, que era la hora matemáticamente fijada, se despejó el cielo con gran contento de los astrónomos y de toda la población, que asà lo pudieron observar en todo su esplendor, los primeros con sus grandes aparatos y los vecinos con vidrios ahumados.
Pasó Venus majestuosamente por el disco solar en pocos minutos, produciendo la sensación de parecer una pelota de goma, negra y del tamaño de una naranja, pasando frente al disco de un tambor de banda de música. No se hablaba de otra cosa en aquellos dÃas, en la calle, en los hogares y en la Escuela, donde lo acosábamos a nuestro maestro don Luis De Marco a preguntas sobre ese asunto, y él se complacÃa explicándonos cuanto sabÃa de tan interesante materia.
Mucha gente tenÃa una idea errónea sobre ese asunto, pues confundÃa a Venus con el cometa, lo que hizo exclamar a una señora, en la noche del casamiento de una conocida señorita, dirigiéndose al esposo, después de la consagración: ¡usted se lleva a la niña más hermosa del pueblo, pues Fulanita es la estrella de Venus que sale en la punta del cometa!â€
Pita no precisó las fechas, pero de la consulta de otros documentos se pudo establecer que el dÃa 6 de diciembre de 1882 fue cuando se logró la más perfecta observación.
La importancia del telégrafo
Hace 127 años no habÃa teléfonos, ni radios, pero el telégrafo lograba la transmisión veloz de informaciones de todo tipo, a través del código morse (puntos y rayas convertidos en sonidos). De allà la importancia del avance de la lÃnea telegráfica, sobre lo que también Pita escribió en detalle. Veamos.
“La primera lÃnea telegráfica fue militar, construida en 1881 por orden del ministerio de Guerra y Marina, por el mayor de Ingenieros, señor Buratovich, se hizo para servir principalmente la lÃnea de fortines que se establecieron entre Patagones, Roca y Paso de los Indios. La lÃnea que nos unió con BahÃa Blanca y Buenos Aires llegó a Patagones en 1882. La oficina se estableció en el Fuerte, sobre la calle 7 de Marzo y su primer jefe fue el teniente Linares (…) Todos los telegrafistas de esa lÃnea, según fuera su categorÃa, era el grado militar al que estaban asimilados: alférez, teniente, capitán (o ayudante). VestÃan el uniforme y galones correspondientes y tenÃan todos los deberes y derechos que los oficiales de lÃnea.
En 1883 se nacionalizó esa lÃnea y se dio a optar a los telegrafistas, entre pasar al Ejército con su grado o quedar como empleado civil. Los que optaron por seguir en las filas la carrera militar llegaron a ser jefes de alta graduación, como los Vallejo, Urtubey, Linares y muchos otros.
El establecimiento de ese servicio fue otra novedad en la aldea, no sólo por el importante adelanto que representaba, sino porque con ese motivo llegó allà un numeroso contingente de empleados de toda categorÃa y para toda la lÃnea con un jefe superior que estableció su oficina en Patagones. ParecerÃa que se hubiera elegido a propósito a los jóvenes más alegres, chistosos y bromistas de esta Capital para darles esos empleos, pues eran la ‘pierna de Judas’ como dijera una señora! No dejaban ‘tÃtere con cabeza’, motivándoles contÃnuas reprimendas y arrestos. ¡querÃan tomar la humilde aldea como paÃs conquistado! Hasta que se acostumbraron al ambiente o se marcharon.
Esta serÃa una de las razones que tuvo en vista el jefe superior mencionado, inspector de sección don Carlos Almaestre, con asiento en Patagones, porque en aquella época ese punto tenÃa mayor categorÃa que hoy, desde que era cabecera de distrito, al formar un cuerpo de telegrafistas con hijos de Patagones ‘para que no me pidan licencia para bajar a Buenos Aires’ decÃa, y con ellos fue reemplazando a los que regresaban a su punto de procedencia.
Los primeros telegrafistas hijos de ese pueblo fueron Tomás Cueto, Federico Rial, Nicanor Pita, Miguel Pita y Julián Aguirre. Aquel grupo bullanguero habitaba una casita en el barrio de los morenos, cerca de doña Concepción Moreyra y aquella era una nueva Troya!... según cuenta la tradición, pues “si dijeran, lector/ que yo comento/ como me lo contaron/ te lo cuentoâ€
Varios años después ingresé yo, que aprendà el telégrafo a los tres meses y el jefe señor Kennedy me encargó de enseñarle a los demás aspirantes que lo fueron: José Ramón Sánchez, Gavino J. Ibáñez, Juan Ibáñez, Arturo FourmantÃn, Bartola Pietrapiana, Sergio León y José Prado, quienes engrosaron sucesivamente el grupo de telegrafistas de la lÃnea con Antonio y Julián Echegoy, en Viedma; Basilio Guerrero en Pringles, y AgustÃn Guardiola y VÃctor Guerrero en Conesaâ€.
¡Gente importante aquellos telegrafistas, jovencitos mimados por la sociedad, por el manejo de la tecnologÃa de avanzada, antecesores de los actuales genios de la informática, tan admirados y bien pagos! (APP)

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