Matías Nuin se propuso superarse cada año y logró ser quien más animales abarcó, a un ritmo de un minuto por oveja. Cada temporada deja Los Menucos para recorrer los campos del sur argentino y continuar una tradición que pasa de padre a hijo.

En los campos de la Línea Sur, un joven esquilador sigue la profesión que heredó de su padre y se anima a llevar consigo esas costumbres que hacen a la identidad patagónica. Cada año, al finalizar el invierno, Matías Nuin sabe que será cuestión de tiempo antes de que lo convoquen a recorrer los polvorientos caminos de las provincias del sur argentino. Durante cinco meses visitará algunas estancias junto a una comparsa, ese grupo de hombres encargados de mantener vivo un proceso de antaño.

Matías (28) se dedica a esquilar ovejas desde los 15 años. Aprendió viendo a su familia hacer ese trabajo pero reconoce que mucho de lo que sabe lo fue descubriendo por su cuenta. El campo de los Nuin se encuentra en Pillahuincó, a unos 70 kilómetros de Los Menucos. Desde ese punto remoto recorre miles de kilómetros para ejercer su oficio. El tiempo ha hecho que su nombre sea reconocido en los campos de Chubut y de Santa Cruz.

En medio de la cuarentena, el trabajo rural no se detuvo y Matías volvió a dejar a sus afectos en casa para emprender el viaje que le garantiza el sostén de su joven familia. Hace tan solo dos meses se convirtió en padre y quizás ese fue el último empuje que necesitó para romper con su marca de 19.700 ovejas esquiladas por temporada al récord de 24.509 animales alcanzados.

“Esto fue en la zona de Tucu Tucu, río Ñire”, avisa acerca de la estancia santacruceña que lo vio alcanzar una marca que será difícil de alcanzar. En ese lugar terminó la campaña que habitualmente comienza en agosto, aún con las ráfagas del invierno entrando por los galpones, cuando los hay, que permiten alojar hasta 800 ovejas.

Para las comparsas la jornada de trabajo comienza a la 6 y se extiende hasta la tarde noche. En el medio hay oportunidad de descansar para tomar mate, almorzar y dormir la siesta para reponer energías. Pero el campo también goza de carencias: “no hay baño, a veces tenés que calentar un balde de agua y tenés que bañarte así nomás”, confiesa.

A Matías le pagan por cada oveja esquilada. El record alcanzado tiene el gusto del logro personal pero también trae la tranquilidad de poder ahorrar un poco de dinero para el resto del año. Cada animal le lleva cerca de un minuto de trabajo y la jornada se interrumpe cada dos horas por el esfuerzo consumido. “Es como un deporte, tenés que estar bien físicamente”, aconseja.

“Se empieza por la barriga, lo sentás, después el corte ciego en el cuello, la cabeza, las manitos y la extendida”, relata acerca de todo lo que puede hacer en esos 60 segundos en los que recupera la lana que se obtiene una vez al año.

Pero la rapidez del proceso no deja de lado el bienestar del animal. “Tenés que saber acomodarlo, tratarlo bien”, advierte Matías acerca de un proceso en el que se tiene que estar “bien fresco de la mente” y que, en pleno invierno, se esquila con peine de nieve para dejar un poco de lana en las ovejas y que puedan superar el frío.

 

Fuente: https://www.bariloche2000.com/noticias/leer/esquilo-a-24-000-ovejas-en-una-temporada-y-marco-un-reco...

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